Salí
de casa de Sophie aun pensando en todo lo que acababa de pasar. No
terminaba de creérmelo. A ver, lo de que los padres de alguien se
divorcien es relativamente normal hoy en día, eso no era a lo que le
daba vueltas, era el hecho de que ella no nos hubiera contado nada.
Sophie es una persona bastante trasparente. Si está triste llora y
si está feliz, se ríe. Siempre había pensado que vivía feliz en
su propia burbuja, alejada de problemas como no poder comprar unos
pantalones nuevos o no poder salir un sábado para ir al cine. Claro
que después de nuestra conversación, me di cuenta de que las cosas
materiales no te hacen ni mucho menos una persona feliz.
Iba
pensando en todo esto mientras me acercaba a la parada de autobús
que hay en la esquina de la casa de mi amiga. No tuve que esperar
demasiado, a los pocos segundos de llegar, el bus que me llevaría de
vuelta a casa apareció. Me subí a él pensando lo tremendamente
vaga que era. Mi casa a penas estaba a tres paradas de allí y podría
haber ido andando, pero estaba oscureciendo y, siendo sincera, andar
era lo último que me apetecía hacer aquel día.
Piqué
mi tarjeta y me dirigí hacia la parte trasera donde encontré un
asiento vacío al lado de la ventana. Comencé a trenzar mi pelo
mientras la gente seguía subiendo al bus y dejé caer la trenza
entre rubia y castaña por mi hombro izquierdo. Cuando se puso en
marcha, saqué mi teléfono.
“2
mensajes de 2 contactos” decía mi móvil. Pulsé la pantalla
táctil y miré el primero. <<Alison, cielo ¿te queda mucho
para llegar a casa?>> Mi madre, cómo no. Miré la hora: Las
ocho. Era un poco tarde, la verdad. Para mi madre era una hora
desorbitada. Respondí diciéndole que ya iba en el bus de vuelta y
que no se preocupara. Volví a la pantalla anterior para leer el otro
mensaje y me llevé una mano a la boca para reprimir un grito. Me
repetí varias veces que estab en el interior de un transporte
público y que la gente se alarmaría si me escuchara gritar. No
entendería que una chica de dieciséis años pueda gritar por un
mensaje. No lo entenderían, ni aunque supieran que ese mensaje era
de Zayn Malik.
En ese
mismo momento, en una terraza.
<<
¡Hola Ali! Quería decirte que la otra noche lo pasé genial con
vosotras, especialmente al final. Me gustaría poder repetirlo algún
día. Llámame cuando puedas.>> Releí el mensaje que acababa
de enviarle a Alison. No era nada del otro mundo. Pensé que había
dejado bastante claro que su beso no me había molestado en absoluto,
pero claro, ¿quién sabe cómo iba a interpretarlo ella? Suspiré y
me guardé el móvil en el bolsillo, pero algo me lo impidió. Lo
saqué. Era un paquete de tabaco. Me encogí de hombros, guardé la
BlackBerry y cogí un cigarro. Lo encendí y me asomé a la
barandilla de nuestro apartamento. Expulsé el humo y me sentí mucho
más relajado. Me quedé allí, observando como se iban encendiendo a
mi alrededor las farolas, alumbrando todo Londres.
Di la
última calada justo cuando noté que había alguien detrás de mí.
Me giré mientras apagaba la colilla en la baranda y sonreí al ver a
Harry. Este se acercó a mí y me puso una mano en el hombro.
- Me
dejas hacerte compañía, ¿verdad? - preguntó, dibujando una
sonrisa torcida en su rostro.
- Por
supuesto. - Ambos nos quedamos callados, observando el paisaje,
disfrutando de esa noche de mayo.
- ¿Va
todo bien? – Harry decidió romper el silencio al cabo de unos
segundos.
- Sí,
sí. - contesté, pero me arrepentí en seguida. - No. A ver, sí que
va bien, pero estoy preocupado.
Harry
dejó escapar una risa y se sentó en una de las butacas. Señaló la
que había a su lado y me senté en ella, con las manos en la cabeza
haciendo las veces de reposador.
-
Cuéntame, Zayn.
-
Pues... -tomé aire. No solía contar mis problemas a la gente. Claro
que Harry era mi amigo y tenía buena mano con las chicas, por lo que
me decidí a hablar. - Se trata de Alison. Me gusta. Y no sé qué
hacer. - Dirigí mis ojos al cielo, porque sabía que si miraba a mi
amigo, me sonrojaría.
- ¿Y
cuál es el problema? - me preguntó, riéndose.
- Tú
lo verás lo más fácil del mundo, Hazza. Consigues a todas las
chicas que quieres. Y además, nunca te ha gustado una fan.
Vi que
mi amigo cerraba los ojos y pensaba. Al cabo de un rato, mi miró.
-
Zayn, a Alison le gustas. Lo vi el otro día, vi cómo te sonreía.
- Es
una fan, me sonríe porque está locamente enamorada de nosotros y de
nuestras canciones – repliqué.
- No
vi que sonriera de la misma forma a ninguno de los otros – apuntó
Harry, sin perder la sonrisa.
- Es
complicado, tío, deja de hacer como si todo fuera increíblemente
fácil porque no es así. - le miré, esperando una respuesta, pero
su cara solo denotaba incomprensión. - ¿No lo entiendes? Alison no
me conoce. Conoce a Zayn Malik, el cantante de One Direction, el de
los tatuajes y los piercings, el que no quería bailar en The X
Factor. - Esas palabras llevaban dos días dándome vueltas en la
cabeza y por fin las decía en voz alta. - Pero no conoce a Zayn, el
chico inseguro que confiaba en su voz y al que un día le brindaron
la oportunidad de formar parte de una banda.
- Pues
deja que lo conozca. - Harry se puso en cuclillas frente a mí. -
Queda con ella y deja que te conozca.
Se
incorporó, no sin antes darme unas palmaditas en la rodilla,
animándome. Justo cuando iba a irse, se volvió, ya en la puerta que
daba al interior de la casa.
- No
hay nada malo en enamorarse de una fan. Al fin y al cabo, no deja de
ser una chica a la que le gustas. - No pude ver bien su cara porque
apenas le daba la luz, pero su voz me indicó que sonreía. - Te
hemos guardado un poco de pollo. Si Niall no se lo ha comido, sigue
en la cocina.
Me reí
y comprobé mi móvil. Tenía un mensaje nuevo. << Hoooola
Zayn. Yo también lo pasé genial. Fue todo increíble. Me gustaría
volver a verte pronto.>> Sonreí. 'Yo también quiero verte
pronto, Alison', pensé, mientras en mi cabeza se trazaba un plan.
A la
mañana siguiente, a segunda hora.
- …
y hasta aquí entra en el examen del viernes. Voy a apuntar las
actividades en la pizarra.
La
señora Kingston se levantó, tiza en mano, y comenzó a apuntar
actividades de Biología que debíamos hacer. Me gustó comprobar que
su memoria no mejoraba y que había anotado al menos cuatro
actividades que ya había mandado la semana pasada. Las tenía
hechas, por lo que sólo tendría que hacer dos. Me giré y vi la
cara de frustación de Lauren. Contuve la risa y con gestos, le
indiqué que le dejaría las que ya tenía hechas. Ella movió los
labios diciendo algo como 'te estoy eternamente agradecida'. Sophie,
en cambio, había comenzado ya a hacerlas.
Sabía
que estaba mal dejar que mi miga me copiara, pero ella era una
persona lista, solo que un poco alocada y descentrada. Aprobaba los
exámenes, pero casi nunca traía los deberes, lo que le había
costado varias notitas de los profesores. Yo la comprendía, no tenía
tiempo. Había tardes en las que ayudaba a su hermano en la tienda de
música y si no, iba a hacer skate. Además, era mi amiga y ese ya es
motivo suficiente como para dejar que me copiara.
Justo
cuando acabé de copiar el enunciado de la segunda actividad, la
puerta de mi clase se abrió y entró el conserje. Se acercó un
momento a la señora Kingston y hablaron unos segundos en voz baja.
Luego, se puso frente a todos y se aclaró la garganta, llamando
nuestra atención.
- ¿Hay
alguna Alison en esta clase?
Levanté
la mano, desconcertada. El conserje me miró y continuó hablando.
- Tu
primo esta abajo esperándote, recoge tus cosas. Me ha dicho que va a
ser él el que te compañe al dentista.
Asentí
con la cabeza y recogí mis libros. Intenté que el sentimiento de duda y el desconcierto que sentía no se me notara en la cara. En ese momento, un mensaje me
llegó al móvil. Saqué el móvil y leí lo que ponía escondiéndolo detrás de mi mochila, aunque no creo que a la profesora le hubiera molestado que lo sacara, dado que estaba a punto de irme.
<<Venga, el dentista no espera>>. Me
concentré en que seguía en mi clase e hice como si aquel mensaje fuera lo
más normal. Me colgué la mochila al hombro y sonreí al pasar al
lado de Lauren.
-
¿Tienes dentista hoy? - me susurró, extrañada.
-
Evidentemente – le sonreí sin poder evitarlo.
- Pero
Ali... - Sophie se unió a la conversación. -Tú no tienes ningún
primo.
Hice
un gran esfuerzo por no soltar una carcajada allí en medio. Me
encogí de hombros y salí al pasillo. Supuse que no era el momento
de contarles que Zayn acababa de convertirse en mi primo.
Menudo plan! JAJAJAJA
ResponderEliminarOjala fuera a mi clase!
NEXT!
Holaaa!!!! Soy una nueva lectora :)
ResponderEliminarMe encantaaaa ajdhkadjskd
Lo del dentiata ha sido buenisimo jajajajajajajajajaja
Espero el siguiente con ganas un beso
que bien esta tere me he quedado con ganas de más está muy bien :)
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