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jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo trece


Salí de casa de Sophie aun pensando en todo lo que acababa de pasar. No terminaba de creérmelo. A ver, lo de que los padres de alguien se divorcien es relativamente normal hoy en día, eso no era a lo que le daba vueltas, era el hecho de que ella no nos hubiera contado nada. Sophie es una persona bastante trasparente. Si está triste llora y si está feliz, se ríe. Siempre había pensado que vivía feliz en su propia burbuja, alejada de problemas como no poder comprar unos pantalones nuevos o no poder salir un sábado para ir al cine. Claro que después de nuestra conversación, me di cuenta de que las cosas materiales no te hacen ni mucho menos una persona feliz. 
 
Iba pensando en todo esto mientras me acercaba a la parada de autobús que hay en la esquina de la casa de mi amiga. No tuve que esperar demasiado, a los pocos segundos de llegar, el bus que me llevaría de vuelta a casa apareció. Me subí a él pensando lo tremendamente vaga que era. Mi casa a penas estaba a tres paradas de allí y podría haber ido andando, pero estaba oscureciendo y, siendo sincera, andar era lo último que me apetecía hacer aquel día. 
 
Piqué mi tarjeta y me dirigí hacia la parte trasera donde encontré un asiento vacío al lado de la ventana. Comencé a trenzar mi pelo mientras la gente seguía subiendo al bus y dejé caer la trenza entre rubia y castaña por mi hombro izquierdo. Cuando se puso en marcha, saqué mi teléfono.
2 mensajes de 2 contactos” decía mi móvil. Pulsé la pantalla táctil y miré el primero. <<Alison, cielo ¿te queda mucho para llegar a casa?>> Mi madre, cómo no. Miré la hora: Las ocho. Era un poco tarde, la verdad. Para mi madre era una hora desorbitada. Respondí diciéndole que ya iba en el bus de vuelta y que no se preocupara. Volví a la pantalla anterior para leer el otro mensaje y me llevé una mano a la boca para reprimir un grito. Me repetí varias veces que estab en el interior de un transporte público y que la gente se alarmaría si me escuchara gritar. No entendería que una chica de dieciséis años pueda gritar por un mensaje. No lo entenderían, ni aunque supieran que ese mensaje era de Zayn Malik.


En ese mismo momento, en una terraza.

<< ¡Hola Ali! Quería decirte que la otra noche lo pasé genial con vosotras, especialmente al final. Me gustaría poder repetirlo algún día. Llámame cuando puedas.>> Releí el mensaje que acababa de enviarle a Alison. No era nada del otro mundo. Pensé que había dejado bastante claro que su beso no me había molestado en absoluto, pero claro, ¿quién sabe cómo iba a interpretarlo ella? Suspiré y me guardé el móvil en el bolsillo, pero algo me lo impidió. Lo saqué. Era un paquete de tabaco. Me encogí de hombros, guardé la BlackBerry y cogí un cigarro. Lo encendí y me asomé a la barandilla de nuestro apartamento. Expulsé el humo y me sentí mucho más relajado. Me quedé allí, observando como se iban encendiendo a mi alrededor las farolas, alumbrando todo Londres. 
 
Di la última calada justo cuando noté que había alguien detrás de mí. Me giré mientras apagaba la colilla en la baranda y sonreí al ver a Harry. Este se acercó a mí y me puso una mano en el hombro.
- Me dejas hacerte compañía, ¿verdad? - preguntó, dibujando una sonrisa torcida en su rostro.
- Por supuesto. - Ambos nos quedamos callados, observando el paisaje, disfrutando de esa noche de mayo.
- ¿Va todo bien? – Harry decidió romper el silencio al cabo de unos segundos.
- Sí, sí. - contesté, pero me arrepentí en seguida. - No. A ver, sí que va bien, pero estoy preocupado.
Harry dejó escapar una risa y se sentó en una de las butacas. Señaló la que había a su lado y me senté en ella, con las manos en la cabeza haciendo las veces de reposador.
- Cuéntame, Zayn.
- Pues... -tomé aire. No solía contar mis problemas a la gente. Claro que Harry era mi amigo y tenía buena mano con las chicas, por lo que me decidí a hablar. - Se trata de Alison. Me gusta. Y no sé qué hacer. - Dirigí mis ojos al cielo, porque sabía que si miraba a mi amigo, me sonrojaría.
- ¿Y cuál es el problema? - me preguntó, riéndose.
- Tú lo verás lo más fácil del mundo, Hazza. Consigues a todas las chicas que quieres. Y además, nunca te ha gustado una fan.
Vi que mi amigo cerraba los ojos y pensaba. Al cabo de un rato, mi miró.
- Zayn, a Alison le gustas. Lo vi el otro día, vi cómo te sonreía.
- Es una fan, me sonríe porque está locamente enamorada de nosotros y de nuestras canciones – repliqué.
- No vi que sonriera de la misma forma a ninguno de los otros – apuntó Harry, sin perder la sonrisa.
- Es complicado, tío, deja de hacer como si todo fuera increíblemente fácil porque no es así. - le miré, esperando una respuesta, pero su cara solo denotaba incomprensión. - ¿No lo entiendes? Alison no me conoce. Conoce a Zayn Malik, el cantante de One Direction, el de los tatuajes y los piercings, el que no quería bailar en The X Factor. - Esas palabras llevaban dos días dándome vueltas en la cabeza y por fin las decía en voz alta. - Pero no conoce a Zayn, el chico inseguro que confiaba en su voz y al que un día le brindaron la oportunidad de formar parte de una banda.
- Pues deja que lo conozca. - Harry se puso en cuclillas frente a mí. - Queda con ella y deja que te conozca.
Se incorporó, no sin antes darme unas palmaditas en la rodilla, animándome. Justo cuando iba a irse, se volvió, ya en la puerta que daba al interior de la casa.
- No hay nada malo en enamorarse de una fan. Al fin y al cabo, no deja de ser una chica a la que le gustas. - No pude ver bien su cara porque apenas le daba la luz, pero su voz me indicó que sonreía. - Te hemos guardado un poco de pollo. Si Niall no se lo ha comido, sigue en la cocina.
Me reí y comprobé mi móvil. Tenía un mensaje nuevo. << Hoooola Zayn. Yo también lo pasé genial. Fue todo increíble. Me gustaría volver a verte pronto.>> Sonreí. 'Yo también quiero verte pronto, Alison', pensé, mientras en mi cabeza se trazaba un plan.

A la mañana siguiente, a segunda hora.

- … y hasta aquí entra en el examen del viernes. Voy a apuntar las actividades en la pizarra.
La señora Kingston se levantó, tiza en mano, y comenzó a apuntar actividades de Biología que debíamos hacer. Me gustó comprobar que su memoria no mejoraba y que había anotado al menos cuatro actividades que ya había mandado la semana pasada. Las tenía hechas, por lo que sólo tendría que hacer dos. Me giré y vi la cara de frustación de Lauren. Contuve la risa y con gestos, le indiqué que le dejaría las que ya tenía hechas. Ella movió los labios diciendo algo como 'te estoy eternamente agradecida'. Sophie, en cambio, había comenzado ya a hacerlas.
Sabía que estaba mal dejar que mi miga me copiara, pero ella era una persona lista, solo que un poco alocada y descentrada. Aprobaba los exámenes, pero casi nunca traía los deberes, lo que le había costado varias notitas de los profesores. Yo la comprendía, no tenía tiempo. Había tardes en las que ayudaba a su hermano en la tienda de música y si no, iba a hacer skate. Además, era mi amiga y ese ya es motivo suficiente como para dejar que me copiara.
 
Justo cuando acabé de copiar el enunciado de la segunda actividad, la puerta de mi clase se abrió y entró el conserje. Se acercó un momento a la señora Kingston y hablaron unos segundos en voz baja. Luego, se puso frente a todos y se aclaró la garganta, llamando nuestra atención.
- ¿Hay alguna Alison en esta clase?
Levanté la mano, desconcertada. El conserje me miró y continuó hablando.
- Tu primo esta abajo esperándote, recoge tus cosas. Me ha dicho que va a ser él el que te compañe al dentista.

Asentí con la cabeza y recogí mis libros. Intenté que el sentimiento de duda y el desconcierto que sentía no se me notara en la cara. En ese momento, un mensaje me llegó al móvil. Saqué el móvil y leí lo que ponía escondiéndolo detrás de mi mochila, aunque no creo que a la profesora le hubiera molestado que lo sacara, dado que estaba a punto de irme. 
<<Venga, el dentista no espera>>. Me concentré en que seguía en mi clase e hice como si aquel mensaje  fuera lo más normal. Me colgué la mochila al hombro y sonreí al pasar al lado de Lauren.
- ¿Tienes dentista hoy? - me susurró, extrañada.
- Evidentemente – le sonreí sin poder evitarlo.
- Pero Ali... - Sophie se unió a la conversación. -Tú no tienes ningún primo.
Hice un gran esfuerzo por no soltar una carcajada allí en medio. Me encogí de hombros y salí al pasillo. Supuse que no era el momento de contarles que Zayn acababa de convertirse en mi primo.



3 comentarios:

  1. Menudo plan! JAJAJAJA
    Ojala fuera a mi clase!
    NEXT!

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  2. Holaaa!!!! Soy una nueva lectora :)
    Me encantaaaa ajdhkadjskd
    Lo del dentiata ha sido buenisimo jajajajajajajajajaja
    Espero el siguiente con ganas un beso

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  3. que bien esta tere me he quedado con ganas de más está muy bien :)

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