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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Capítulo dieciséis


Viernes después del colegio

– Lauren, cielo, ¿hoy vas a salir? – mi madre asomó la cabeza por la puerta de la cocina.
– Sí, voy con amigos a – en realidad no sabía a dónde iríamos con los chicos, así que opté por la respuesta más sencilla – a la calle.
– ¿Con qué amigos? – típico de mi madre, olvidar que solía salir con la misma gente siempre y ser cotilla.
– Con Alison, Sophie… ya sabes.
Quedó satisfecha y me dejó acabar sola mi comida.
Me encontraba en una situación extraña. Sophie nos había dicho el jueves que cuáles eran nuestros planes para el viernes, muy sonriente. Al poco nos contó que había recibido un mensaje de Harry y que querían quedar con nosotras. Aceptamos sin problemas y fijamos la fecha y la hora. Eso significaba que esa tarde iba a ver a Niall. A mis amigas les encantaba la idea, claro, y cuando les conté que su idea inicial había sido la de quedar solo conmigo y mis dudas respecto a todo lo que sentía, llegaron a la misma conclusión que yo: el miedo (según ellas, irracional en este caso) no conducía a ninguna parte. Tenía que atreverme. En lo que no coincidíamos era en su concepción de lo que iba a pasar entre nosotros esta misma tarde. Alison, feliz como estaba tras haber disfrutado de una fantástica cita con Zayn, quería que yo sintiera lo mismo. Pero yo no estaba segura. Justo cuando mis pensamientos tomaban un rumbo seguro, ese en el que entre él y yo pasaban cosas, mis sistemas de alerta saltaban y algo en mi cabeza me hacía parar y decía “cuidado, te va a hacer daño.” Seguía teniendo miedo de que alguien sacara del caparazón en el que me encontraba, esos muros defensivos que tanto me había costado levantar a mi alrededor.
Recogí mis cosas y me encerré con la música a todo volumen. Sonaba “I’m just a kid”, de Simple Plan. Me dispuse, como cada vez que estaba indecisa, a vaciar mi armario y coloqué toda la ropa sobre la cama. El reloj marcaba las 4. Tenía dos para prepararme.
– Muy bien, Lauren – me dije – Toca derribar esos muros.

A la misma hora, en casa de Sophie.
Las matemáticas se me estaban atravesando. Había conseguido hacer el primer problema, pero el segundo era demasiado difícil para la cabeza de una chica un viernes por la tarde. Sobre todo teniendo en cuenta con quién había quedado dos horas más tarde en casa de Lauren. Forcé a mi cerebro a centrarse en hallar la maldita x. Por fin se hizo la luz en mi cabeza y tras resolverlo, cerré los libros y me dirigí a la ducha. Mi móvil sonó justo cuando pasaba por su lado.
– ¡Hola, Kurt! – respondí. Qué útil era el identificador de llamadas.
– Qué hay, Sue – escuché su relajante voz.
– Nunca entenderé por qué me llamas así – confesé.
– Es más corto, y te pega. – rió – Pero si no te gusta dímelo.
– No, no, es igual, no me molesta. – en realidad me gustaba porque me hacía sentir especial. - ¿Para qué llamabas?
– Hm, sí, quería saber si hacías algo esta tarde.
– Ay, pues sí, he quedado con tu hermana y demás… Lo siento.
– No, no pasa nada, bueno… - el resto de la frase se convirtió en u  murmullo apenas audible.
– Oye, ¿por qué no te vienes? – le corté.
– ¿Con vosotras y vuestros amigos? Lauren no me va a dejar.
– No son amigos cualquiera, son los One Direction. – le dije, y casi pude ver su cara de sorpresa. – Venga, por favor, pregúntale a tu hermana. Quiero verte.
Escuché que se reía. Me dijo que lo hablaría con Lauren y colgó. Guardé el móvil en mi bolso de aquella tarde y me metí en la ducha, con una sonrisa que se negaba a desaparecer de mi rostro.

Algo más tarde, en la habitación de Alison.
Solté el lápiz de ojos al segundo mensaje de WhatsApp que oí que me llegaba. 

Lauren: Tía, mi hermano pregunta que si puede venirse. Sophie le ha dicho que sí.
Lauren: ¿Qué le digo?
Alison: ¡Que venga! Seguro que él y los chicos se llevan bien. Además, hace bastante que no le veo.
Lauren: Pero si casi vives en mi casa, le ves todos los días.
Alison: Ya sabes a qué me refiero.
Lauren: Bueno, vale, que venga. ¿Puedes preguntarle a Zayn si les importa? Por si acaso.
Alison: Vale.
Lauren. Gracias. Oye, ¿qué vas a ponerte?
Alison: Pitillos negros, la sudadera sin capucha que pone Geek y mis Converse negras. ¿Tú?
Lauren: ¿La de Geek es la gris con coderas? Me encanta.
Lauren: Yo llevo medias, pantalones cortos, las botas altas militares y mi camiseta de los Red Hot Chili Peppers.
Alison: ¡Pero qué moderna! JAJAJA. Es broma. Vas guapísima.
Alison: Te dejo, voy a llamar a Zayn. Ahora te digo.


Marqué su número y me respondió muy contento que sí, que sin problemas. Dijo que estaba deseando verme y sentí la tentación de seguir hablando con él, pero iba a verle en un rato y tenía que arreglarme. Me despedí rápido, le dije a Lauren que avisara a Kurt de que sí y puse a cargar mi teléfono, cuya batería se empeñaba en agotarse cada vez con más rapidez. Acabé – por fin – de maquillarme, sogí una pequeña mochila vaquera y guardé en ella lo imprescindible: llaves, pañuelos, cámara, dinero y mi móvil.

El reloj marcaba las seis menos cuarto. “Adiós mami, espero que el trabajo haya ido bien. Papá ha llamado. Hace frío en Grecia. Volverá a telefonear esta noche para hablar contigo. También nos echa de menos y el congreso va bien. Te llamo por si no duermo en casa.” Sabía que en lugar de escribir todo aquello en un post-it podía mandar un mensaje a mi madre, pero aquello era una especie de tradición que inició mi hermana y que nos gustaba mantener.
Llegué en apenas diez minutos a casa de Lauren. Sophie ya estaba allí y se reía con Kurt de algo que este había dicho. Les saludé y tan solo unos minutos más tarde, sonó el timbre.
– Toc, toc – alguien golpeó la puerta además. – ¿Se puede?


2 comentarios:

  1. Mmmm.. ya estaba echando de menos un capitulo de esta novela, ahora me has quedado con ganas de mas, de saber que pasará... ¡Sube pronto! <3

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  2. askjhadsjkhasjdfhakjdf me encantaaa!! nueva lectora!! Esto de que subas cada mes un capitulo esta mal, muy mal y sobretodo cuando nos dejas con esta intriga... Enhorabuena por tu novela. INCREIBLE!!

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